Manuel Perera, Eric Olivera y Carlos Dominguez en el paseíllo. HOY.ES

Los villanovenses Eric Olivera y Manuel Perera abren la temporada taurina en Olivenza

Olivera cortó una oreja en el novillo de su debut con caballos y Manuel Perera no cosechó ninguna en su despedida del coso oliventino como novillero ante su próxima alternativa en La Maestranza

Viernes, 4 de marzo 2022, 00:45

Villanueva del Fresno ha estado muy presente en la inauguración de la temporada taurina española desarrollada en la tarde del pasado 3 de marzo en Olivenza.

Los primeros protagonistas de la Feria del Toro han sido los villanovenses Manuel Perera y Eric Olivera. Para Perera ha supuesto su despedida como novillero, en ese coso, ante la cercanía de su alternativa el próximo 7 de mayo en La Maestranza de Sevilla. Mientras que para Eric Olivera ha sido su debut con caballos.

En el festejo también ha estado el novillero pacense Carlos Domínguez. Los tres novilleros han lidiado reses de las ganaderías extremeñas de Juan Albarrán, Carriquiri, Vistalegre, José Luis Marca, Bernardino Píriz y Luis Albarrán.

El primer novillero en pisar el albero fue Domínguez quien se enfrentó a un astado de Juan Albarrán, que a pesar de las faenas no dio opción para el lucimiento ya que el animal no transmitía todo lo que le pedía. Por la izquierda pareció tener más recorrido, pero enseguida demostró tener más nobleza que casta. Un deslucido remate por bernardinas precedió a dos pinchazos, un aviso y una estocada que acabó con el animal en la arena y leves palmas en las gradas.

Al segundo, un enjuto cárdeno claro de Carriquiri, lo recibió Manuel Perera con una fallida a porta gayola, a pesar de lo cual se empeñó en saludar de rodillas. Mal picado, recibió un quite deslucido por el viento. No ayudó nada en banderillas Rinconero, que así se llamaba el de Carriquiri, antes de que Perera brindara al público su muerte. Otra vez genuflexo, el de Villanueva probó a su oponente por los dos pitones con la muleta, pero ni de rodillas, ni de pie, consiguió que metiera la cabeza con ambición en la franela. Sin fijeza ni clase, el animal solo obedeció a las voces del novillero, que debió acabar ronco de interpelar a su enemigo. Con la mirada en los tendidos, el novillo no atendió a las manoletinas de Perera y no colaboró en absoluto en la suerte suprema, lo que obligó a Perera a cobrar una muy tendida estocada en el segundo intento y utilizar el descabello para hacerlo rodar definitivamente.

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Ratón se llamaba el novillo de Vistalegre con el que Eric Olivera debutaba con caballos y con el que se dobló en el tercio para probar su embestida.

Eric brindó el novillo de su debut a sus maestros Luis Reina y El Cartujano. Probó a su oponente por los dos pitones, pero pronto comprobó que toda la nobleza que atesoraba era equivalente a su falta de recorrido y profundidad. Protestó el de Vistalegre cada embestida y echó la cara arriba en cuanto notaba el palillo de la muleta sobre él. Aun así, Olivera porfió en su cara y arrancó el reconocimiento del respetable. Cerró la faena por manoletinas en el momento más artístico de la tarde hasta el momento y calzó una estocada entera, trasera y caída, que le valió el primer trofeo de la tarde.

Repitió a porta gayola Perera en el quinto, esta vez con más fortuna, y recibió al de Bernardino Píriz por verónicas después. Brindó al público su faena de muleta y se fue a por su enemigo de rodillas. El animal perdió las manos en un par de ocasiones y manseó ante los primeros intentos de confrontación del de Villanueva del Fresno que, ante un enemigo sin fuerza ni raza, se vio obligado a acortar las distancias para tratar de sacar algo en claro de la pelea. Dos pinchazos y una estocada al hilo de las tablas sirvieron para poner fin al peor astado de la tarde. Palmas para Perera en su despedida de Olivenza como novillero y pitos para el del Píriz en el arrastre.

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El de Luis Albarrán que cerraba plaza desarmó a Eric Olivera, tras un buen saludo por verónicas del villanovense. Derribó al caballo en una rara maniobra. Olivera brindó al público su segundo novillo con picadores y se fue a por su enemigo decidido a convertirse en el triunfador de la tarde. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que no tenía materia prima para el lucimiento y que, pese a su aparente nobleza, su enemigo no le iba a regalar ni una embestida. El novillo pedía algo más de experiencia de su ponente y el novillero bastante hizo con mantener la compostura. Media estocada profunda bastó para que rodara el ejemplar de Luis Albarrán y Olivera recibiera el reconocimiento del público con una ovación.

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