El investigador premiado, en dependencias de la Escuela Politécnica JORGE REY

El investigador de la UEx Enrique Moguel, de origen villanovense, premio a la mejor tesis doctoral

Extremadura patenta el dron inteligente ·

El joven investigador Enrique Moguel, que desciende de Villanueva del Fresno, donde reside parte de su familia, ha diseñado un dron inteligente, una aeronave que decide por sí misma y gira si ve un árbol o se da la vuelta si llueve lo que le ha valido un premio nacional

ANTONIO J. ARMERO

Martes, 16 de febrero 2021, 19:00

El joven investigador Enrique Moguel acaba de recibir el galardón del Premio nacional SISTEDES (Sociedad de Ingeniería del Software y Tecnologías de Desarrollo de Software) a la mejor tesis doctoral del año 2020.

Antes, el joven, que nació en Madrid, pero es hijo y nieto de extremeños, concretamente desciende de Villanueva del Fresno donde reside parte de su familia, y vive en Cáceres desde hace ocho años, fue distinguido con el Premio extraordinario de doctorado de la UEx en el año 2019. Y también cuenta con el Premio nacional 2019 a la innovación en el sector de los drones, otorgado por la Fundación ENAIRE, del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.

El dron equipado con la tecnología diseñada por Enrique Moguel para su tesis doctoral es tan espabilado que, si detecta un árbol o un muro, busca otro camino, y si percibe que se le está agotando la batería o nota que ha empezado a llover, se da la vuelta y regresa al sitio donde empezó a volar, para evitar males mayores. Además, su GPS incorpora tanta información que, si se acercara a un aeropuerto, sabría que no puede entrar en ese espacio aéreo y lo bordearía. «De hecho, para los vuelos de prácticas tuvimos que quitarle la restricción del espacio aéreo de la cárcel de Cáceres, que está al lado de la Escuela Politécnica, que es donde trabajamos y donde solemos hacer los vuelos de prueba», explica Moguel (34 años), a quien esta especie de cerebro artificial que insufla inteligencia a los drones le ha valido un premio nacional. Otro más para su currículum, que habla a las claras de alguien brillante, capaz de salir del complejo mundo científico en el que se mueve para explicar su proyecto de modo pedagógico y sin tecnicismos.

«Suelo decir –ilustra– que esto es algo así como el Tesla de los drones, salvando las distancias, lógicamente». Se refiere a la famosa marca de coches que se conducen solos, que aparcan sin que el conductor toque el volante o que se frenan si detectan un peatón». Para conseguir eso, el joven investigador ha trabajado con conceptos lejanos para la mayoría, pero cotidianos para él, que es graduado en Ingeniería Informática. Entre ellos, el big data (el manejo de una multiplicidad de datos) o la inteligencia artificial. Moguel ha diseñado un 'hardware' y un 'software' que combinados, convierten un dron que depende de un piloto en uno autosuficiente, que decide por sí mismo.

«Lo verdaderamente innovador –explica el protagonista– es que todo el procesamiento de datos se hace en el propio dron». «Lo habitual –amplía– es que los datos se envíen por radio o por telemetría a un servidor, que puede estar a kilómetros de distancia y que depende de una señal que puede ser de mayor o menor calidad, y que por tanto se puede cortar o sufrir retardos. Pero con este dispositivo, el aparato decide por sí mismo, y esas decisiones que toma se ejecutan de forma instantánea».

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Su sistema procesa hasta 20.000 datos por segundo, se puede personalizar y se adapta a cualquiera de estas pequeñas aeronaves

Grabar una boda, buscar a alguien que ha desaparecido, vigilar un volcán, sobrevolar hectáreas de cultivos para comprobar el estado de las plantaciones, inspeccionar un edificio en ruinas, como se hizo recientemente en Madrid en un bloque de la calle Toledo en el que murieron cuatro personas tras una explosión de gas... «Los drones se usan para muchas cosas muy distintas, y este dispositivo, que podríamos llamar el cerebro del dron, es manipulable, es decir, podemos crear un cerebro artificial adaptado a las necesidades de cada usuario», explica Moguel, que pertenece al grupo de investigación Quercus de Ingeniería del Software.

El reto de la comercialización

Una vez creado el sistema y comprobada su utilidad, uno de los retos es comercializarlo. Y en este punto, uno de los atractivos es precisamente la versatilidad del dispositivo, capaz de gestionar hasta 20.000 datos por segundo. Con drones equipados con el cerebro artificial que ha patentado la UEx, no habría ocurrido el ataque que obligó a cerrar al tráfico aéreo en el aeropuerto londinense de Gatwick. Y no habrían sucedido los incidentes con estos aparatos que ya conocen en Barajas y otros aeropuertos.

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«He introducido también la información sobre aerovías, es decir, las carreteras del aire, por las que se mueven aviones y otros medios aéreos», explica Moguel, que en el diseño de su dispositivo ha tenido en cuenta la legislación vigente y la seguridad de la aeronave. «Alguna empresa de nuestra región se ha interesado por el sistema, y en este sentido es importante que seamos nosotros, la UEx, quienes tenemos la patente», explica el investigador, que ahora está centrado en un trabajo que también es un desafío: crear medicamentos a la medida de cada paciente.

«Trabajamos en farmacogenética aplicada al envejecimiento, a partir de la computación cuántica», introduce Enrique Moguel, que apunta que este proyecto, aún en una fase incipiente, «ofrece unas perspectivas muy prometedoras». «Creo –concluye– que podría suponer una revolución en su ámbito».

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