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Manuel López y su mujer, Angelita Fraile
El hombre de los mil oficios
Manuel López Delgado Barbero, creador de gigantes y cabezudos, pintor, mago…

El hombre de los mil oficios

Manolo López ha paseado el nombre de Villanueva del Fresno por toda Extremadura, Huelva y parte de Portugal de mano de sus gigantes y cabezudos, el teatro de marionetas y los shows de magia

Almudena Parra

Lunes, 10 de septiembre 2018, 23:57

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Se ganó la vida en la barbería, pero su increíble creatividad cuando los medios escaseaban le llevo a no estar nunca parado y ha hecho de todo: el belén de la Iglesia, las carrozas de la romería y un largo etcétera avalan la gran maestría de sus manos de las que nacieron los gigantes y cabezudos más famosos de Extremadura.

Manuel López Delgado, nació el 11 de agosto de 1936 en Villanueva del Fresno, su padre fue carpintero y posteriormente tuvo un bar, en el que también trabajó su madre. Él emigro a Bilbao y volvió a su pueblo.

- ¿Cómo recuerda su infancia?

-Mi infancia la recuerdo a tirones no fue mala del todo, no sería de las mejores, pero, en fin. Nací en plena guerra civil. Cuando 'tomaron el pueblo' (como decían antes) tenía yo 16 días.

- ¿Pasó mucha hambre?

Quizás sí, quizás no, a veces, nosotros teníamos una ventaja porque mi padre tenía dos primos hermanos en Valencia del Mombuey, muy queridos, que eran panaderos. Mi padre se había criado con ellos, así que iba cada jueves a verlos y traía no sé cuántos panes, harina y jabón que traían de Portugal, porque hasta los siete kilos no era contrabando.

- ¿Usted estudió de pequeño?

-Sí, estuve en la escuela del parque hasta los 15 años. Entrabas con 6 años y estabas hasta los 14 años que ya te tenías que salir. Había cuatro cursos, se estudiaban dos años por curso, era la enseñanza primaria que había. Al cumplir los 14 finalicé con Don Eduardo Fernández, no tenía nada que hacer así que unos compañeros y yo, le pedimos a Don Wenceslao que nos dejará otro año más y así fue. En aquel tiempo la única beca que hubo fue la mía, pero mi madre no me dejó estudiar.

- ¿Tras acabar la escuela qué hizo?

-Quise ser torero, pero mi madre me quitó las ganas con un bofetón, el único que me dio. Así que comencé de aprendiz de barbero con Augusto Otero, durante cinco años, los aprendices de aquel tiempo no cobraban nada ya que el pago era aprender el oficio.

- ¿Cuándo deciden emigrar?

Me fui primero yo sólo a Bilbao y al año volví y me casé con Angelita Fraile el 24 agosto de 1964, después recién casados nos fuimos los dos. Allí perfeccioné el oficio. Mi primer empleo de oficial de peluquería lo encontré por un anuncio en el periódico.

- ¿Cuándo y por qué volvieron al pueblo?

-A los cuatro años, dos meses y cuatro días. Volvimos porque murió mi madre y empecé a tener problemas de salud en la garganta, pero teníamos ya muy buenos amigos y la vida hecha. Allí nació nuestro primer hijo de los dos que tenemos. Al volver monté una peluquería en la que me jubilé.

- ¿Cómo y cuándo surgen los gigantes y cabezudos?

-En la fiesta de San Juan recordé aquellos cabezudos de cuando era pequeño y se me ocurrió hacer un par de ellos para disfrute de los muchachos. Al final nos juntamos los vecinos y con las ropas de unos y de otros vestimos dos gigantes y cuatro cabezudos. Era sobre 1980, el año en que resurgió la fiesta de la calle San Juanito.

- Esos gigantes y cabezudos marcaron un antes y un después en su vida, ¿Por qué?

-Pues yo fui el padre de los gigantes y la madre fue el entonces concejal Antonio Viera, ya que me aconsejó que mandará publicidad a los ayuntamientos. Los primeros pueblos que visité fueron Zahinos y La Torre, a partir de ahí recorrí toda Extremadura, Huelva y parte de Portugal. Pasando a estar en la agenda cultural de la Junta de Extremadura. Hace unos días repartí a mis hijos un billete de 500 pesetas a cada uno, que guardé de aquel primer sueldo.

- ¿Cuánto tiempo estuvo con esta actividad?

Mucho tiempo, hasta que me jubile prácticamente en el año 2.001, aunque los últimos ocho años tuvimos a un empleado. Llegamos a hacer tres funciones en diferentes pueblos por semana (recorriendo más de 2.000 kilómetros), compaginándolo con la peluquería. Pero compensaba, empecé cobrando unas 6.000 pesetas y en la última función cobré 100.000 pesetas. Durante años fui el único con cabezudos en la región.

¿Cuántos cabezudos llegó a hacer?

-Muchísimos, porque también los vendía, aún conservo unos 50 algunos de ellos sin pintar.

- Además, amplió la función con otras actuaciones, ¿no?

-Sí, comencé a hacer magia para pequeños y mayores (que aprendí por diversos libros), actuando como el Mago Manolo, también hice un teatro de marionetas para el que me grabaron dos cuentos escritos por mí, en los estudios de Radio Popular de Badajoz.

-También ha sido pintor, ¿Cómo surgió esa afición?

-Una vez vi unos cuadros en el escaparate de Casa Parra y me llamaron la atención, me pregunté quién los habría pintado y así empecé a pintar junto al pintor Enrique Parra, haciéndonos íntimos amigos. Comprábamos el óleo de colores, el blanco (que no había) usábamos pasta de dientes y los pinceles los hacíamos de pelo de burro. También he vendido cientos de cuadros.

- ¿Qué otras cosas hacía?

-Hacía 'souvenirs'.Cuando iba de viaje a Barcelona o Madrid, me fijaba en lo que se vendía y los hacía personalizados con fotos del Cristo, de la Virgen, de lugares del pueblo, marcos, estatuas, etc. que luego me vendían en la tienda de Blas.

-Hace unos años vuelven a cambiar de residencia, ¿Qué pasó?

Mi mujer sufrió un cáncer en cada pecho y yo lo tuve de colón y por eso nos fuimos con mi hija Marián en 2.005 a Logroño. Allí nos hemos adaptado perfectamente, hemos recorrido todas las residencias de mayores haciendo funciones benéficas en las que yo como "El Profesor Lofrai" hacia shows de magia, y mi mujer Angelita Fraile, les cantaba copla con su portentosa voz para animar a los enfermos de cáncer y a todos en general.

A pesar de ser un hombre del renacimiento en lo artístico, y haber hecho de todo, a día de hoy, aún lamenta no haber tenido la ocasión de ponerse delante de un toro con una muleta.

El Mago Manolo de Badajoz, ocupa hoy un lugar de honor entre el gremio de magos logroñeses (en el que hay unos 40) llegando a ser el mago más famoso de allí. Este matrimonio de artistas ha salido en la televisión y en el periódico de Logroño y Zaragoza, así como, en diversos medios de comunicación debido a su labor altruista, siendo muy conocidos y muy queridos.

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