El arzobispo consagró el nuevo altar. A.P

El arzobispo consagró el nuevo altar en el inicio de la novena al Cristo

El altar ha sido realizado en los talleres de 'Arte Martínez' y en él se han incorporado diversos elementos pertenecientes al viejo altar de los años 60, tales como las columnas que han sido restauradas para su recuperación

Lunes, 7 de septiembre 2020, 18:50

El pasado día 5 de septiembre a las ocho y media de la tarde comenzaba la celebración de la Eucaristía en el primer día de la novena del Santísimo Cristo Expiración. La misma fue presidida por don Celso Morga Iruzubieta, arzobispo de Mérida- Badajoz.

En la celebración de la Eucaristía se consagró la mesa del altar del presbiterio donde se celebrarán las Eucaristías.

Esta nueva mesa realizada en talleres de 'Arte Martínez' de Horche, Guadalajara, contiene elementos del altar antiguo que se han restaurado para ser incorporados al mismo, tal es el caso de las columnas que luce en el afrontal.

El arzobispo dio comienzo al rito de la consagración con la aspersión de agua bendita sobre el altar.

Después de la homilía, el arzobispo colocó en un espacio cerrado con llave, existente en el interior de la mesa del altar, las reliquias de dos santos tal y como manda la tradición.

Las reliquias certificadas desde Roma pertenecen al mártir San Gaudioso (mártir del norte de Italia del siglo IV) y a San Luís Gonzaga (religioso jesuita que murió a los 21 años cuando transportaba enfermos de pestes en Roma a los sanatorios en el siglo XVI). La puerta del espacio del altar fue cerrada con llave y sellada con lacre.

Las reliquias se introdujeron en un cofre de plata, este relicario ha sido regalado por las hermandades de San Ginés, la de la Virgen de la Soledad y la del santísimo Cristo de la Expiración.

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Después de guardar las reliquias el arzobispo formulaba la oración de consagración sobre el altar y ungía con abundante sagrado Crisma la piedra de mármol del altar.

A continuación, se colocaba un pequeño brasero especial sobre el mármol en el que el arzobispo quemó abundante incienso, que simbolizan las oraciones que se harán sobre el altar, las cuales tal y como el incienso llegarán al cielo.

Seguidamente diversas colaboradoras de la parroquia secaron la piedra del altar del sagrado Crisma y lo cubrieron con manteles y flores. El arzobispo encendió los cirios del altar y prosiguió la celebración de la Eucaristía en el altar recién consagrado.

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Al finalizar la Eucaristía el arzobispo don Celso; el párroco don Jesús Chacón; el maestro de ceremonias del arzobispo don Pedro Fernández Amo; don Jacinto Ruíz-Roso Rivera sacerdote concelebrante el cual dirigió el canto y tocó el órgano; y don José Manuel Álvarez González, sacerdote natural del pueblo y un grupo reducido de fieles besaron la piedra del altar consagrada tal y como es la costumbre.

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