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Jacinta Almeida ha ejercido durante 40 años como maestra. A.P
"Siempre he tratado de ayudar a los más necesitados"

"Siempre he tratado de ayudar a los más necesitados"

Con 97 años recién cumplidos, Jacinta Almeida Rodríguez, ha sido elegida la abuela de las ferias y fiestas de San Ginés

Almudena Parra

Miércoles, 21 de septiembre 2016, 16:57

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Jacinta Almeida Rodríguez, acaba de cumplir 97 años y este año ha sido elegida como la abuela de la localidad dentro de las Ferias y Fiestas San Ginés 2016. Almeida fue maestra de la escuela unitaria durante 40 años. Es por todos cariñosamente conocida y recordada como doña Jacinta. Nació en Villanueva del Fresno el 14 de septiembre de 1919 y su primera infancia transcurrió en el campo, ya que su padre y su tío tenían una finca en El Ejido. Allí permaneció junto a sus hermanas Ana, año y medio menor que ella, e Isabel, la cual falleció a la edad de 47 años en un accidente de tráfico. Al cumplir los siete años, su tío, Francisco Rodríguez Perera, 18 años mayor que ella, fue destinado a Zahinos, tras terminar los estudios de maestro de Primera Enseñanza, y decidió llevarse a su madre, y a ella, su sobrina Jacinta, a vivir con él.

Zahinos fue el lugar donde asistió a la primera enseñanza pública, hasta los diez años, edad en la que hizo el ingreso en Fregenal de la Sierra. A la par, su tío recién licenciado en filosofía, fue destinado a Villafranca de los Barros como profesor de latín y de nuevo se llevó a su sobrina Jacinta, quien estudió allí Bachiller Superior durante seis años. Los últimos exámenes los hizo en junio de 1936.

Su tío, en ese momento se marchó a Madrid a examinarse de griego, asignatura que le quedaba para terminar, por lo que ella volvió con su abuela a Zahinos. Al llegar allí, recibieron el aviso de que se trasladasen inmediatamente a Villanueva del Fresno, ante el inminente inicio de la guerra civil. A Rodríguez, la guerra le cogió en Madrid y durante tres años, su familia creyó que había muerto, al no tener noticias de él. Para Jacinta el regreso a su localidad natal junto a sus padres, le sirvió para conocer a su familia, a la que durante diez años sólo veía en vacaciones. Al finalizar la contienda Rodríguez fue destinado a Vélez, Málaga, como catedrático de latín, y ella se quedó en el pueblo, pues el país estaba paralizado y se había quedado sin universitarios ni estudiantes que se habían pasado al ejercito.

En 1940 comenzaron en Badajoz los cursillos intensivos para graduados en Bachiller, con los que consiguió el título de maestra interina. En 1942 se casó en su localidad natal, con Rafael Chávez, cinco años mayor que ella quien estaba recién llegado de la guerra, fruto de su matrimonio tuvo cinco hijos, uno de los cuales falleció a temprana edad, después sufrió un aborto, quedándose con sus cuatro hijos; Ramona, Chari, Rafael y María Isabel. De ellos tiene siete nietos, y 11 biznietos.

-¿Cuánto tiempo estuvo ejerciendo como maestra?

-Estuve 40 años, de 1944 hasta 1984 que me jubilé. Comencé a impartir clases en la escuela situada en el antiguo consultorio médico, allí me hice cargo de los párvulos haciendo una sustitución. En esas clases llegó a haber grupos de 105 niños de tres y cuatro años. Tras unos años fui destinada oficialmente a la escuela unitaria, instalada en el mercado de abastos, donde se impartía primero, segundo y tercero. Además, en mi casa daba clases particulares a unos treinta niños que subían a cincuenta en verano, para poder sufragar los estudios a mis hijos.

-¿Qué ha hecho desde su jubilación?

-He ayudado a mis nietos a estudiar, he leído siempre muchísimo y he realizado algunas labores de punto, aunque siempre lo que más me ha gustado es leer, algo que ahora me cuesta y para lo que me tengo que ayudar con una lupa.

-¿Qué recuerda de su tío Francisco Rodríguez Perera?

-De mi tío recuerdo que era una persona seria, siempre sentado en su despacho estudiando, leyendo y escribiendo, sobre todo poesía. Llegó a fundar varias publicaciones regionales. Yo quería estudiar medicina, aunque había sólo varias chicas estudiando conmigo en aquella época, pero mi tío que fue el que me motivó para estudiar me sugirió Magisterio, y yo que viví con él desde muy pequeña, y lo adoraba, pues se preocupó por mí y me quiso igual que un padre, le hice caso. Él fue un adelantado a su tiempo hablaba francés, alemán, portugués, griego y latín, llegando a ser catedrático de latín en Badajoz. También se llevó a mi hija Ramona a estudiar con él.

-¿Cuál es el invento que más le llama la atención?

-Sin duda, el ordenador, es un invento asombroso poder reunir tanta información, guardar multitud de textos, realizar complejas operaciones matemáticas y además comunicarse con gente de todo el mundo, aunque creo que la desventaja a la larga será que la gente pierda la memoria y la capacidad de realizar operaciones matemáticas. Yo de momento me he negado a usarlo, aunque lo veo cuando lo usan mis hijas.

A sus 97 años es una persona de gran agilidad mental y buenísima memoria, acaba de aprender a hacer sudokos este verano, y lo que más le gustaría es poder disponer aún de su agilidad para andar, a pesar de todo, derrocha energía y señala que este reconocimiento supone para ella un halago y desde él desea a todos sus vecinos que vivan tanto como ella con mucha salud.

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